Ballenas y delfines, protagonistas de la conservación marina en Panamá

En Panamá, las ballenas y delfines son especies de protección nacional. Su rol es clave para mantener la salud del mar gracias a sus funciones ecológicas y al impacto positivo que generan en las comunidades costeras mediante el turismo de observación responsable.

Digna Barsallo, directora nacional de Costas y Mares de MiAmbiente, destacó que julio marca el inicio de la temporada de avistamiento de la ballena jorobada (Megaptera novaeangliae). Esta especie, una de las más visibles y carismáticas, llega desde el Pacífico Sur para reproducirse y dar a luz en aguas panameñas. Este fenómeno natural atrae a turistas locales y extranjeros, generando ingresos directos para comunidades costeras y operadores turísticos.

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Estas especies también cumplen funciones vitales en los océanos. Regulan la cadena alimenticia marina y estimulan la biodiversidad al movilizar nutrientes. “Ambos aportan nutrientes como hierro y nitrógeno que permiten el crecimiento del fitoplancton, responsable de más del 50 % del oxígeno que respiramos. Además, ayudan a mitigar el cambio climático al capturar y almacenar carbono en el fondo marino”, explicó la doctora Lissette Trejos, coordinadora de la Clínica Veterinaria de Fauna Silvestre de MiAmbiente.

Principales sitios de avistamiento y acciones de conservación

Los cetáceos pueden avistarse en toda la costa pacífica panameña. Sin embargo, Pedasí, en Los Santos, es uno de los puntos más populares por su cercanía a los Refugios de Vida Silvestre Isla Iguana y Pablo Arturo Barrios. También destacan Búcaro y Tonosí, donde comunidades se preparan para ofrecer este servicio. Otros lugares incluyen Boca Chica (Bahía de los Muertos y Parque Nacional Marino Golfo de Chiriquí), Parque Nacional Coiba, Golfo de Montijo, Santa Catalina (Veraguas) y el Archipiélago de las Perlas (Panamá).

En el Caribe, el Archipiélago de Bocas del Toro, especialmente la Bahía de los Delfines, es un sitio clave. Todo el Pacífico panameño es hábitat potencial, ya que las ballenas y delfines se desplazan según la disponibilidad de alimento y zonas seguras.

El clima también influye en su presencia. Con el invierno en sus zonas de origen, estas especies migran a aguas cálidas como las panameñas. Así, las ballenas jorobadas del norte se observan entre diciembre y abril, mientras que las del sur llegan de junio-julio a octubre y permanecen más tiempo en el país.

MiAmbiente refuerza el equilibrio ecológico con capacitaciones a operadores turísticos, monitoreos de campo y la aplicación del código de conducta para el avistamiento responsable, según la Resolución No. DM-0144-2022. Esta normativa regula las distancias, tiempos y comportamientos de las embarcaciones cerca de los cetáceos.

Estas acciones también fomentan la economía local y reducen la presión sobre los recursos marinos. Además, el Proyecto de Megafauna de la Dirección de Costas y Mares monitorea la presencia de estos mamíferos para identificar áreas de importancia biológica y garantizar su protección a largo plazo.

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